Hoy
día es frecuente encontrar esta queja en muchas familias. La conflictividad
familiar está creciendo pero ahora no nos vamos a detener en analizar cuáles
son las causas. Lo cierto es que muchas casas se llenan de voces, amenazas,
portazos y sensación de frustración cuando los hijos no siguen las consignas de
los padres. La relación entre padres e hijos se deteriora, se pone a prueba la
propia pareja, se resquebraja la autoestima de los padres y el rendimiento
escolar del hijo comienza a bajar.
Por
eso merece la pena tener en cuenta algunos principios básicos que nos orienten
para afrontar la desobediencia de nuestros hijos.
1º.- Padre y madre deben apoyarse
incondicionalmente. Si los progenitores
se desautorizan mutuamente, el niño, que quiere escapar de una responsabilidad,
podrá encontrar un aliado en uno de sus padres.

3º.- Evitar discusiones interminables. Una vez que se ha dado la explicación pertinente, es
preferible mostrarse firme antes que discutir y discutir hasta que el niño
acepte la tarea que se le pide.
4º.- Seamos coherentes. Es más fácil cumplir normas fijas y previsibles. Aunque
dentro de cierta flexibilidad que nos permita alguna excepción, es muy útil que
las normas se conviertan en costumbres.
5º.- Si
recurrimos al castigo,
éste debe ser realista (que se pueda llevar a cabo), proporcionado (ajustado al
comportamiento), educativo (que restituya el daño causado) y que se cumpla. De nada
sirve un rosario de amenazas que no se cumplen o imponer castigos que acaban
por desvanecerse (“vas a estar todo el mes sin ver la tele”).
6º.- Hablar con claridad sin hacer
descalificaciones o generalizaciones.
Es frecuente chillarle: “eres un desordenado, has dejado el cuarto hecho un
asco”. Este mensaje deteriora el concepto que tiene de sí mismo e introduce el
catastrofismo en la conversación. Es mejor centrarse en el comportamiento, en
las consecuencias del mismo y en lo que le pedimos que haga. Sería mejor: “Has
dejado la ropa, los zapatos y los libros desordenados en tu cuarto. Así vas a arrugar
la ropa, alguien va a tropezar o vas a perder algo. Ve y coloca cada cosa en su
sitio”.
7º.- Dar una orden tiene su truco. Antes de dar la orden debemos asegurarnos de que nos
escucha. Esperaremos a captar su atención para hacer la petición. Después
daremos la orden (breve, concreta y solo
una) y cuando la obedezca, le recompensaremos con un elogio, con nuestro
agradecimiento, con una caricia o un pequeño comentario.
